Asomada a una ventana
mirando a un muro, detrás de una verja,
se
puede escuchar el amargo susurro,
,
,
el desesperado llanto de una pobre vieja.
¿En que los pude ofender,
para
verme abandonada entre rejas?
rezando pregunta
a Dios,
pero
no obtiene respuesta.
Les
ofrecí mi tiempo,
mi
vida entera,
dando
todo por ellos,
dejando
su vida resuelta.
Ellos me premian así,
encerrándome
para siempre,
dentro de una residencia.
dentro de una residencia.
¡Dios mío porqué no escuchas!
la
suplica de esta pobre vieja,
que
la lleves pronto contigo.
y
para siempre alivies sus penas.
Erik Molé
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